La banda abandonó el escenario y hubo entre 20 minutos y media hora de intervalo para armar la escena de Kreator. Automáticamente, fue colocado un telón enorme con el logo que cubría la totalidad del escenario. Sonaba “Run To The Hills” de Iron Maiden en los altoparlantes cuando las luces se apagan, empieza a sonar “Hate Uber Alles” y el telón cae en su totalidad dejando al desnudo un escenario con una escenografía muchísimo más fuerte visualmente que la banda anterior. Una figura diabólica gigante se posicionó del lado trasero del escenario, junto a muñecos colgados en ambos costados, y dependiendo la canción en cuestión, se complementó con iluminaciones más oscuras y hasta sangrientas por momentos.
Esto vino acompañado de un sonido mucho más nítido y de un ida y vuelta más efectivo de parte de los liderados por Mille Petrozza que, al igual que Testament, realizó un salpicado por su más de 30 años de trayectoria, tocando prácticamente una canción por disco. “Betrayer”, “Phobia”, “Satan Is Real”, fueron algunas de las que fueron apareciendo y envolviendo a un público que todavía parecía no caer en lo que estaba viviendo. Petrozza fue un poco más comunicativo y expresivo, recordando su anterior visita en 2009 y asegurando que la banda estaba muy feliz de volver. Además, contó haber caminado por Montevideo en el correr del día y que había pensado que era una gran ciudad para que la gira llegara en este año, ganándose también su merecido aplauso y ovación.