La Vela Puerca

Fotografías: Jurema Torres
Crónicas: Martín Carlevaro

6 de agosto de 2024

Auditorio Nacional del Sodre

 

La hoja tiene el haz y el envés. El haz es la parte superior de la hoja, la que ves. Y el envés es la parte posterior, que es la que se le nota más como el esqueleto de la hoja, los nervios. es como más clarita porque recibe mucho sol. Entonces bueno, estas canciones son parte de la misma hoja de La Vela, simplemente que el haz es lo que generalmente tocamos y el envés es lo que vamos a hacer ahora. Y aparte me gusto porque decimos envés de tocar las de siempre, tocamos otras¹.

La Vela Puerca se presentó durante tres fechas en el Sodre en lo que muchos especulaban sería un toque acústico por el lugar, sin embargo como adelantó el Enano, se trató de darle lugar a las canciones que generalmente no aparecen en los recitales, algunas de ellas reversionadas, agregándole instrumentos y con invitados de lujo.

La escenografía constó de árboles tupidos de hojas que se unían de un extremo a otro por la parte superior del escenario, plagado de la típica hoja de otoño, tal como en el flyer del evento, las cuales iban cambiando de color acorde a la iluminación que en un contexto así, debía lucirse y lo hizo. Mientras se levantaba el telón y se iluminaba el bosque, se escuchaban ruidos de pájaros cantando.

El comienzo del cotejo tuvo una trilogía de canciones del disco El Impulso: “Frágil”, “Su ración” y “Sanar”. Una canción sobre la fobia social, otra sobre adicciones, y la última de retrospección interna y búsqueda de bienestar emocional. Un orden con sentido y pensado para un disco que no suele tener muchas canciones en los setlist de los recitales, así como tampoco tuvo la mejor recepción cuando se publicó allá por el 2007, pero que tiene una carga emocional y una profundidad en sus letras que luego lo hicieron tener el reconocimiento que se merece por el fandom de la banda.

Pasando al siguiente disco para interpretar “Se Despierta”, rápidamente volverían a El Impulso para subir al primer invitado de la noche a cantar una canción que no recuerdo haber escuchado alguna vez en vivo: “Hoy Tranquilo”. El invitado fue un amigo de la casa, Pedro Dalton, e hizo una muy linda y sentida versión de una canción con una letra muy fuerte sobre la resiliencia y el valor de la vida.

Siguieron “La Nube” y “Atala”, ambas del disco Destilar, luego “Lo Pactado” de Discopático, escrita por el Cebolla, para luego dar lugar al segundo invitado de la noche. Cuando empezaron a exponer el contexto de la invitación, que era un baterista que ensayó todo el repertorio ya que Pepe Canedo estaba por tener familia en las mismas fechas que estaba programado Envés -finalmente tuvo antes y estuvo presente en los recitales- uno se imaginaba quién iba a ser el baterista en cuestión. Uno de los más destacados a nivel nacional que se ha distinguido tanto en el rock como en otros géneros. Si estás pensando en Martín Ibarburu, acertaste. Lo curioso es que Martín subió para tocar una serie de temas, pero subió en quizás uno de los temas con menos batería, “Dice”. Será que le gusta esa canción. Y a quién no.

Posteriormente tocaron “Ves” del disco Érase y “Caridad”, un inédito de antaño cantado por Cebreiro. La energía, los gestos y el baile del Cebolla eran como si estuviera tocando en un festival para 50 mil personas. Al terminar de cantar la canción habló sobre descubrir el envés de las canciones y confesó que le incomodaba el silencio que se generaba entre canción y canción luego de los aplausos por la seriedad que le agregaba el lugar, a lo que el público rápidamente tapó el silencio con un ´vamo La Vela de mi corazón´.

Llegaría ahora otro momento del envés para redescubrir canciones y reversiones que no suenan en vivo hace tiempo. “Contradecir” salió a escena con un banjo, chelo y violín, sumados a la instrumentaria habitual de La Vela -que desde hace un tiempo incorporó teclados-. La anexión de múltiples instrumentos sin duda le dio un sonido más completo y similar a la versión de estudio, no tanto así como había sido en sus últimas apariciones en recitales, que yo recuerde por los años 2015, 2016.

Con una impronta similar, ya sin banjo, interpretaron “En el limbo” con Garo Arakelián como invitado. En mitad de la canción Garo y el Enano bailaron una especie de vals enlazados en un abrazo, un abrazo entre dos de las bandas de rock más grandes que nos dio nuestro país. Mientras, Leti se lucía en el violín, y se ganó la ovación más grande de la noche con su solo. Mostrando también que el público de rock no está reacio a los cambios o a la incorporación de instrumentos no convencionales para el género, como quizás hubiera sucedido años atrás. El espectáculo también se trataba de eso.

A continuación comenzó una intro desconocida de Teysera en guitarra criolla con un juego de luces que se iba concentrando en él poco a poco hasta que empezó “Canción para uno”. Cuando terminó, el Cebolla irrumpió el silencio incómodo diciendo que era una muy linda canción que le hubiera gustado haberla escrito él.

“Si fuera por mí” siguió la lista de temas, mostrando que las canciones nuevas también tienen lugar. Canciones que probablemente solo se tocaron en las presentaciones de Discopático. Después volvería a tomar protagonismo el violín en “Tres Minutos”, una canción inspirada en un avión que demoró tres minutos en caer.

Luego vino lo que podríamos llamar otra reversión, pero en realidad fue la primer versión de la canción -según explicó el Enano- la tocaron acorde a como era el demo, el cual habían escuchado semanas antes preparando este concierto. Cuando apareció con la melódica pensé que se vendría “Mi Semilla”, pero la canción fue “A lo Verde”, que en el disco y alguna vez en vivo fue interpretada por las guitarras de Zitarrosa: Toto y Carlos Mendez y Carlos Morales.

Volvió a aparecer un tema del Cebolla con “Clones”, una canción que creo sí ha estado presente en varios toques de La Vela, como alguna otra que ya comentaremos más adelante. El inicio de la siguiente canción, seguramente fue lo que varios en el Sodre estaban pensando: “una cerveza por favor”. Debe haber sido el primer recital de La Vela que no se vendía alcohol.

Siguió “Cada Palabra” que estuvo en las listas post Piel y Hueso ausentándose hasta ahorayo creo. Y posteriormente tocaron otra canción de una época subsiguiente, sin la gaita y en una versión, no sé si llamarla más rockera porque la canción ya es rockera, pero sí como acelerada y con énfasis en las guitarras eléctricas, “Los Reyes de los buzones”. Fue en una triada de voces entre Manolo, el Cebo y el Enano, que se pasaron moviendo de un lado a otro acelerados como la propia canción.

Después llegó el turno de “Madeja” y “Respira”, una canción que sí alternaba los recitales de la banda, que salió en el segundo CD de Normalmente Anormal con las canciones “extras” grabadas en vivo en el estudio Sondor, pero que hace tiempo no salía a la cancha. Luego llegarían dos temas de también un segundo CD, esta vez de Piel y Hueso, el cual consta de un disco piel con las canciones más sensibles y un disco hueso con las más duras. Estas canciones de la parte de piel fueron “Solo un paredón” y “Hoy”.

Finalmente llegaría la última canción antes de los bises los cuales el Enano spolearía confesando que volverían en un rato. “Difícil hablar de bis en un lugar así, mejor decir voy a mear y vuelvo”. Y no sé si fue por eso que la gente estuvo bastante tranquila para pedirlos. Sabiendo que ya iban a llegar. En fin, la canción en cuestión fue Para no verme más. Allí bajaron el telón por unos pocos minutos y luego empezó a sonar aún con el telón bajo el arpegio inconfundible de “Mi Semilla”. Cuando el telón se levantó, todo el marco de flores otoñales estaba color verde.

Otro de los puntos más altos de la noche llegaría a continuación con una versión elocuente de “El bandido salto de mata”. Cuando empezaron a tocar varios acordes al vacío en la guitarra con la batería golpeando atrás dije pucha, no me doy cuenta qué tema se viene, lo cual es raro. Y sorprendieron con esta versión también más acelerada de salto de mata que hizo levantar a la gente para ya ver las últimas canciones de pie, llegando hasta el pogo en la siguiente canción, “Soldado de Plomo”. Quizás la canción que menos entendí en el repertorio ya que suelen tocarla en vivo, pero a la gente le gustó y fue de las que se cantó más fuerte y saltando.

Mientras la banda saludaba ya el cierre del espectáculo, el público se puso a cantar a capela José Sabía. El Cebolla señalaba al Enano a quien el Cocho le alcanzaba una guitarra criolla por lo que todos pensaron, bueno, se viene. “José les manda un beso enorme pero no viene, el que vino es el diablo-en el acordeón- y esta canción”. Enseguida se me vino a la mente: DOCUMENTO!

Y fue así. Cerraron la noche luego de algo más de dos horas de show cantando “Vuelan Palos” casi que a capela entre Seba a guitarra, el “Diablo” en acordeón, y obviamente el público con su clásico canto “vamo la vela de mi corazón”. Luego se bajó el telón y volvió el ruido de pájaros cantando.

Por el lugar ya iba a ser un toque distinto de La Vela. Por el sentido que tenía el mismo, la selección de temas, las reversiones, y el foco en la escenografía y las luces, fue un toque distinto y con altitud. Quizás alguno pensó que tocarían muchos temas viejos exclusivamente, pero sería raro tocar Deskarado en un Sodre por ejemplo. Creo que las canciones elegidas de ese disco fueron buenas elecciones para las circunstancias. Alternaron entre todos sus discos, EP y hasta “inéditos”. La mayoría sí con grandes ausencias de los vivos, aunque otras no tanto. Supongo que no sólo era un requisito que no se tocara en vivo sino encontrar las canciones para los momentos y contextos.

Según contó Sebastián Teysera en entrevistas previas, luego de los ensayos del Antel Arena y varios recitales por Argentina y otras partes del mundo, estaban un poco cansados de tocar siempre lo mismo. Esta fue una buena oportunidad para redescubrir otras canciones de La Vela, volverlas a escuchar, volverlas a tocar, algunos escucharlas por primera vez en vivo. Canciones que son más viejas que parte del público pero que siguen vigentes. Un sano ejercicio a vísperas de los treinta años de la banda. Me fui pensando que ojalá guarden el audio de la consola y suban estas canciones y versiones a Spotify.

Ya son treinta años de La Vela y en los últimos tres meses tocaron por primera vez en dos importantísimos escenarios: el Antel Arena y el Sodre. Ansioso por que sigan los festejos.

Festejar para sobrevivir.











_____________________

¹ Sebastián Teysera en La Mesa de los Galanes. Del Sol FM.

Cuatro Cuarenta