Mocchi en Sala del Museo

Fotografías: Analía Irigoin

Crónica: Pedro González

1 de noviembre


Artista que viniste a cantarle a mi país y como de la raíz dijiste que anhelas un tiempo distinto, sin tiempo de irte



Mocchi invitó a su familia, a sus amigos a la Sala del Museo y todos fueron, lo escucharon, lo cantaron y lo aplaudieron. Dejó en el aire un aroma nostálgico, como de un tiempo que puede venir, al que hay que impulsar y mostró a todos los presentes que se puede conectar fácilmente si se habla desde el corazón.

Dos violines, una guitarra, un teclado y Mocchi, guitarra y voz. Con esa banda sobre el escenario en la versátil Sala del Museo, que convidó al público con un cielo abierto y sillas plegables donde familias enteras, niños, abuelas, jóvenes y adultos abrieron sus orejas y su corazón, al cantante y compositor riopolatense, donde desplegó su paño de reflexiones sobre asuntos de vital importancia.  

Sus historias nos hicieron ser por esa noche parte de su familia, receptores privilegiados de sus anécdotas. Por eso supimos que días después de que su abuela falleciera escribió el tango “Carmen”.

Canto porque me cantabas sin saber que un día

Yo iba a viajar por el mundo queriendo cantar

Canto porque brotan en mi pecho melodías

Canto porque me enseñaste que hay mucha gente que quiere y no puede cantar

Carmen


A 11 años de su primer disco La velocidad del paisaje, y después de 3 discos emergió el 4º, 1990. Es la obra donde muestra las circunstancias de esta generación, post dictadura, que sin embargo creció con todos los fantasmas que quedaron deambulando. 

Entre el público no eran pocos los que interpretaban las canciones como si fueran propias. Incluso se formaban duos, así vi a una madre y su hijo adolescente, mientras quien parecía ser el padre permanecía sentado al medio entre ellos y solo miraba al escenario. Pero al volver la vista después de un rato, el padre también cantaba, cantaban los tres, yo constaté que algunas músicas son contagiosas.

Se conjugó una suerte de predisposición a la conexión de quienes siguen al artista, con su capacidad interpretativa, entregándose en vos y cuerpo a ellos. Y no solo con el canto, las historias que relata de su intimidad, sus incursiones entre la gente, para cantarles como un susurro en la cercanía, pero con la potencia de su voz amplificada, son lazos que se perciben en quienes sentados contemplan cada movimiento de Mocchi.

Yo canto porque lo siento! Más si otres lo sienten conmigo!
La música independiente me fue volviendo guerrero
Mi arma es el boca en boca, disparo canción al cielo
Sin género y sin espadas, no vengo haciendo carrera
Yo saco todo pa fuera, me muestro con lo que tengo
Y aunque yo no tenga nada, va creciendo lo que era
Mi canción va acompañada si ustedes son mi trinchera

Folclorito para la trinchera 

Con esta canción señaló la presencia del Frenteamplista Oscar Andrade entre el público. Y zambulléndose en el contexto de campaña electoral, dijo "curo indecisos en el camerino". Luego bromeó sobre su capacidad de percibir en la cara de quienes ven el video promocional de Ojeda si sus intenciones se basan en cuestiones estéticas o conceptuales. Como es habitual, la frontalidad es como un estandarte que marca su presencia, tanto a nivel discursivo, como en las letras de sus canciones.


El viaje de Mocchi se entiende en ese grupo de WhatsApp que creó cuando necesitó compañía y hoy es donde recluta aventureros en encuentros de viajes musicales. Su música es eso, motivo de reunión, hasta con une mismo y una aceptación al viaje, a moverse, a vivir.

Cuatro Cuarenta