Sabina en el estadio Centenario
Crónnica: Martin Carlevaro
29 de marzo de 2025
Estadio Centenario
El cantante español de 76 años se retira de los escenarios, no sin antes hacer una parada por el paisito en el marco de su gira Hola y Adiós.
Mientras una camioneta oscura trasladaba al músico hacia el escenario por detrás del arco de la Ámsterdam, ya la gente hacía sentir su fascinación con aplausos. Cuando bajó de la misma fue fácil reconocerlo por su clásico sombrero. Antes de aparecer en escena se desplegó un videoclip en la pantalla gigante situada atrás del escenario que ocupaba todo el mismo, con la canción “El último vals”, en un claro ambiente nostálgico de despedida. En ese videoclip aparecieron grandes figuras que han sido relevantes en la larga trayectoria de Joaquín, como su par Serrat, alguna figura rioplatense como Ricardo Darín, y en representación uruguaya por supuesto estuvo Jorge Drexler, a quien también le dedicó unas palabras luego.
Ya con todos los músicos en el escenario cantaron “Lo niego todo”. Dos primeras canciones de la última etapa de Sabina, para luego remontarse a “las que sabemos todos”. Pero antes de ello tuvo una larga dedicatoria a Uruguay, que lo describió como un país pequeño de corazón enorme que siempre lo ha hecho sentir como en casa. Dijo haber cantado con Zitarrosa hace muchos años, reunirse en la casa de Benedetti y tomar el té con Galeano. También mencionó grandes poetas y escritores como Idea Vilariño, Ida Vitale, y Juan Carlos Onetti. En el ámbito musical nombró a Drexler, que como es sabido fue telonero de Sabina una noche en el Teatro de Verano y se lo llevó a Madrid para que luego -en sus propias palabras- conquistara Madrid. Pero la ovación más grande fue para con quien dijo haber forjado una amistad fuera del ámbito de la música y la literatura, según dijo Sabina: “el presidente más importante que ha tenido el Uruguay, don Pepe Mujica”.
Foto: Leonardo Mainé (El País)
Luego sí comenzaron los temas más conocidos para no parar. “Mentiras piadosas”, “Ahora que…”, “Calle melancolía” y la canción que dio título a la gira, “19 días y 500 noches”, fueron las canciones que siguieron en ese orden. El coro del público se escuchaba muy fuerte lo cual Sabina agradecía al final de cada canción. Sin exagerar, el público de Sabina se hizo sentir más que el de Uruguay en ese mismo recinto una semana atrás contra Argentina.
Sabina, quien se lo veía leyendo algunas letras, aquejó en algunas oportunidades un supuesto problema de sonido, que a nivel del público no se notaba. De hecho, solo tengo elogios para el sonido y para la puesta en escena. Mucha potencia en el sonido con una excelente calidad, y las pantallas que cubrían todo el fondo del escenario estuvieron muy bien aprovechadas. Sin embargo, estos problemas de sonido lo hicieron frenar la presentación de los músicos y luego abandonar el escenario, aunque al dejarlo, dijo como que no veía nada, por lo que no se entendió si era un tema de sonido o de iluminación. Luego de volver mencionó varias veces estos “problemillas de sonido que a veces pasan”. Repito, no se notó cuál fue el problema. Incluso llegué a pensar que fue intencional ya que cuando abandonó el escenario fue cubierto por su corista Marra Barros a quien describió como la voz más hermosa del mundo, y su guitarrista Jaime Asúa. Interpretaron “Camas vacías” y “Pacto entre caballeros” respectivamente. Casualmente dos canciones que le sentaban muy bien a cada uno. La primera sin mucha amplificación de instrumentos destacó más la voz de Marra, y la segunda, de las canciones más roqueras de Joaquín, le sentaba mejor a Jaime que a Sabina, aunque suene feo y raro decirlo, pero es que los años vienen para todos, y Sabina pasó toda la noche sentado, apenas tocó la guitarra, y tenía gestos como de persona mayor cansada. Para esta parte donde los músicos asumieron la posta del recital, bajaron de la plataforma donde estaban detrás de Joaquín para tocar y cantar todos juntos adelante formados como una banda de rock.
Foto: Leonardo Mainé (El País)
Para el final de la canción volvió al escenario para hacer el coro de “mucha mucha policía”. Luego vinieron las últimas canciones antes de los bises: “Por el bulevar de los sueños rotos”, “Y sin embargo”, y “Noches de boda” enganchado con “Y nos dieron las diez y las once”.
Los bises empezaron tranquilos con “La canción más hermosa del mundo” y “Tan joven y tan viejo”, donde se volvió a notar el tinte nostálgico y de despedida. Siguieron con un hit en “Contigo”, terminando bien arriba con el público de pie con otra canción rockera: “Princesa”.
Así que, de momento, nada de adiós muchachos
Me duermo en los entierros de mi generación
Cada noche me invento, todavía me emborracho
Tan joven y tan viejo, like a rolling stone
Al finalizar los bises los músicos saludaron por un rato tan largo como duraron los aplausos, que fue bastante, como si la gente no quisiera que llegue el adiós de Sabina. De fondo sonaba “La canción de los buenos borrachos”, como diciendo: podré estar viejo y dejar de tocar pero sigo manteniendo las mismas costumbres. Como también se podría interpretar con “Tan joven y tan viejo”.
Foto: Leonardo Mainé (El País)