El entramado de la banda, se hizo extensible a la gente que abajo se entregaba. Si bien un año es el que tuvieron para preparase, en entrevista públicas manifestaron que los ensayos fueron intensos, y que todo fluyó desde el inicio a un ritmo inusitado.
La sexta integrante, Cecilia Marconi, es quien le puso letra a la banda, enredando en esas músicas inmensas, de profundidades y alturas iluminadas, palabras, pocas y justas. Es probable que la exquisitez se pueda resumir en la armonía que emanan esos tres elementos, la música, las letras y las voces.
Sin apuros, abrazando silencios vocales, las voces suaves como cabelleras infantes, enraizadas a rugidos de perros rabiosos, fueron soltando frases de artesana que con oficio Marconi edificó.
No sería conveniente por ahora decir más de esta banda que seguramente veamos durante algún tiempo y de la que sin dudas se hablará, pero sobre todo se oirá. Que regará primero los oídos montevideanos, para luego caminar hacia refugios ávidos de nuevas texturas y sentires, más allá, difícil saber hasta dónde.
Así fue la presentación de FILO, provocativa, impactante, como un presagio de novedades. Amor a primera vista.