La Vela Puerca en el Velódromo

Fotografía: Jurema Torres

Fotos Mocchi gentileza Cooltivarte

Crónica: Ximena Bessio

19 de noviembre de 2022

Velódromo Municipal

 

“Gracias por la paciencia a quienes me escucharon cuando fueron a otra cosa”, “Gracias por el respeto!, viva la música independiente”, palabras de Mocchi minutos después de bajar del escenario.

La humildad que le caracteriza es enorme; Mocchi: no se sabía si eras el telón o el show entero! Si el público fue por la Vela, o no, es análogo. Se sabían tus temas, levantaban brazos y puños en esas letras de protesta y corazón envueltas de poesía… los seguidores de todos los géneros musicales te pertenecen hace rato y el Velódromo fué testigo en una noche dónde el clima fue soñado, la primavera se hizo notar y un manto de estrellas, fugaces inclusive, daban  la bienvenida a lo que prometía ser una gran fiesta.

Foto gentileza Claudia Rivero

La objetividad en estos casos es muy difícil cuando cada palabra te atraviesa, cuando las letras buscan hacer un recorrido por la historia, el presente, y el deseo de un camino lleno de corazón y conciencia. No ha habido un espectáculo de Mocchi donde cada detalle no se haya cuidado, los arreglos, cada integrante, les musiques invitades, su dulzura, el compromiso y la empatía por causas sociales, su manifiesto por la justicia, el respeto y sus ganas de que el público se sienta cómodo le hacen un artista del carajo. No miento si digo que Mocchi llegó hace rato para revolucionar los escenarios.

En una presentación de cuarenta minutos dónde, de forma imperceptible, y aleatoria, nos fue llevando por sus discos: 2013: La velocidad del paisaje, 2016: Mañana será otro disco, 2020: Autores en vivo y 2022: 1990 , fusionando géneros como el pop, rock, candombe y milonga. Compone, canta, produce, y todo gusta, todo cae bien, genera adhesión en todas las generaciones. Podés estar andando en bici y escuchando a Mocchi, podes dejar sonando sus discos de fondo en una reunión y podes irte al Teatro Solís a disfrutar su show. La versatilidad es un pilar visible en sus performances y en cada uno de sus discos. 

Foto gentileza Claudia Rivero

Como ha declarado en varias ocasiones, “la música es su forma de vida” y  queda claro que es un lenguaje que maneja y domina en toda la cancha con cuerpo y alma. Su voz, su poética, las melodías y todo ese equipo que arma para cada show, hacen que sea difícil escapar a la atmósfera donde Mocchi coloca al público, y había que hacer el click rápido, porque se iba y la cosa se ponía rockera.

“Para seguir hay que parar y resolver

Para soñar hay que aprender saber perder

Para llorar hay que vivir el miedo a que

Te salga mal otra vez para intentarlo después…”


…y así fué, el rock golpeando la puerta, para nada tímido, para nada líquido, para darnos todo, todo lo que siempre nos dan, solidez, profundidad, resistencia, vida, magia.

Así, con esa fuerza, daba comienzo la segunda parte de la noche.

Discopático era el motivo por el que nos convocaban, un disco que reivindica su rock, su forma de hacerlo, con claros vestigios de punk en sus venas, reafirmando el recorrido, sin fórmulas para el éxito, sabiendo que pisan fuerte en cada paso, en cada disco, en los 10 de estudio que llevan en su haber.

Diferentes generaciones presentes, como en cada show, niñeces sobre los hombros balbuceando las letras, adultos orgullosos de poder compartirles su historia en clave musical, y un público atento a cuidar al de al lado, generoso, pasional, con entrega, siempre que sea La Vela la que convoque.

Si a estos años los marcó el encierro y una pandemia que a muchas personas las bloqueó, a la banda la hizo producir no siendo ajena a la realidad. Seba Teysera, pausa mediante, aprovechaba a decir y agradecer: “lo que pasamos esos dos años oscuros, lo que está sucediendo, un montón de cosas, un montón de shows… y lo único que queremos es que sepan que somos conscientes del esfuerzo que hicieron para comprar una entrada y estar hoy aquí. Y de todo corazón, gracias por seguir andando este camino junto a nosotros. Salute!” ; “vamo’, vamo’ la vela, vamo’ la vela de mi corazón, ohoo!” se oyó como respuesta.

Presentaron Discopático en una gira por el exterior y también en el interior del país y volvían así a la que fue su cuna en más de una ocasión, el Velódromo les sienta muy bien. Las visuales e iluminación hicieron lo suyo para engalanar la noche, la temperatura seguía siendo la ideal, los trapos flameaban y el público más fiel que nunca acompañaba los temas nuevos intercalados con los clásicos e infaltables.

Durante la noche hubo varias personas invitadas para poner más luz aún a lo que ya venía iluminado. Los vientos en este disco y esta noche fueron protagonistas en varias ocasiones. Voces que se complementaron con las ya conocidas de Seba y el Cebolla, Sebastián Cabreiro.

En esos momentos donde la piel responde y se eriza, sonaba “...hoy, te podría llegar a olvidar. A oscurecer, para no aclarar. No quiero, ni creo saber cómo abandonar…” en la fila del baño alguien preguntaba el nombre del tema, y un alma solidaria respondió “En tu suelo”, y culmina este tema con una frase del Indio a viva voz: “...vivir solo cuesta vida…” homenajeando así a artistas que les había tocado partir y ya no estaban en este plano.

Se vió un Teysera bastante distendido, como siempre, pero esta última vez le agregó swing, baile, movimiento de cintura, a muchas personas nos sorprendió y contagió de algo en La Vela, hasta ahora nuevo… “...vení, bailá, dale que vos podés…” sonaba Tesoro y el punteo del bajo fué lo que hizo que la banda y la gente se gozaran más aún.

También recorrió las grietas profundas de la vida, la introspección, la oscuridad, las ausencias, el dolor. Supo llevarnos por varios estadíos, emocionarnos, hacernos reír, quedarnos con la sensación que la noche fue corta. El repertorio fue extenso, nos regalaron más de 30 canciones, la noche redonda, el Velódromo albergando más de 15.000 personas, y todas con un fin en común, ver brillar a La Vela!

“Son 27 años ahora, éramos unos adolescentes, cuidensé, hasta la próxima!”

Gracias a ustedes muchachos, nos regalaron historia, presente y anhelo de verlos de nuevo sobre las tablas dentro de poco!

 
Cuatro Cuarenta