Los Planetas

Fotografía: Gonzalo Abeiro

Crónica: Guillermo Amy

7 de noviembre de 2022

La Trastienda MVD

 

Julen y la gente sola

No siempre en Uruguay se tiene la oportunidad de ver bandas de este calibre, y en caso de que ocurran, rara vez la visita se da en su mejor momento (o uno de sus mejores). Los Planetas, banda referente del Indie español, hizo su visita a Uruguay en el marco de la presentación de su disco “Canciones del Agua”, disco elogiado por la crítica en general y marcando un hecho inédito en el grupo: fue el primer disco en alcanzar el número 1 de ventas en España. Este disco, creado en el marco de la pandemia mundial, sirvió no solamente de catarsis para expresar sus sentimientos en una época atípica, sino que también sirvió de compañía para sus fanáticos, que encontraron (al igual que en otros discos de otra etapa de la banda) un relato que se asemejaba a lo que podía estar llegando a sentir cada uno en ese tiempo determinado. Sin mayor preámbulo, el lunes 7 de noviembre prometía ser un show emotivo e impactante.  

La banda indie uruguaya Julen y la Gente Sola fue la encargada de abrir el telón, romper el hielo y de alguna forma, sumergir al público lentamente en la épica que la noche sugería. Fueron varios los momentos en los que Fede Morosini (vocalista de la banda) se mostró agradecido por la oportunidad de abrir la velada y haciendo preguntas sugerentes al público al estilo “¿se dan cuenta lo que está por pasar?”. El público fue entrando de a poco, conforme iban pasando las canciones, sumergiéndose en toda esa manija colectiva que se iba contagiando tanto desde dentro como fuera del local ubicado en la calle Fernández Crespo y la banda no fue ajena a esto, mostrándose cada vez más afianzados y seguros. En la lista sonaron temas como Funeraria, La Chica del Mantenimiento, De Viaje Por Los Planetas (reconociendo que el título está dedicada a la banda) y un gran cierre con Federico González de la banda La Foca y el mismísimo Jota de Los Planetas, siendo un momento que seguramente los músicos locales nunca van a olvidar.  

Eran las 22:15 cuando los españoles salen a escenario para empezar con unos potentes golpes de batería y dar inicio a “Segundo Premio” del disco “Una Semana en el Motor de un Autobus” (para muchos, uno de los mejores discos del pop/rock de España). El furor era total, los gritos se hacían sentir, la emoción de tener a esta banda a pocos metros dándolo todo era causante de que todas las miradas estén dirigidas al escenario y a cada uno de sus integrantes quienes aportaban en igual escala al paisaje sonoro. “Devuelveme La Pasta” y “Hierro y Niquel” fueron las siguientes en sonar y de alguna forma la tesitura se sostenía. Una base sólida, prolija y empastada, combinada con guitarras en las que su rol era ambientalizar y dar ese aire casi místico que los caracteriza. 

La voz de Jota nunca brilló por ser virtuosa, ni por ser de fácil escucha, pero son canciones que, si las cantara otra persona, difícilmente generarían lo mismo, y ahí es donde está la autenticidad. También es cierto que a lo largo del show se sintió por momentos opacada por el resto de la banda (que tocaba a una intensidad infernal) y que en los momentos que el vocalista intentaba comunicarse (que fueron en algunas pocas oportunidades), era casi imposible si quiera entender lo que estaba diciendo. Pero pese a esto, y a que seguramente a los espectadores nos hubiera gustado escuchar lo que tenía para decir en correspondencia con su primer show en Uruguay, no alteró para nada el resultado final del show. 

La banda tiene 30 años, varios discos, transformaciones, y facetas que pueden llegar a variar en el desarrollo de un disco solo. El desafío estaba en de alguna forma satisfacer y respetar todas esas transformaciones y la banda lo logró con creces con un show de alrededor de 23 canciones en el que se vio excelentemente bien representado el cancionero de la banda. El sonido crudo de los temas de la guitarra como en “Santos Que Yo Te Pinté” y “De Viaje” (haciendo acordar al Noise Rock de Sonic Youth), los graves y la iluminación hacían sentir una fuerza muy consistente e hicieron que los espectadores viviveran el desarrollo del show de manera muy intensa. Se apreciaban bailes individuales, mucha gente dejándose llevar por los compases y los sonidos como pocas veces se vió. A su vez, también en canciones que consisten en una psicodelia más latente, como “Islamabad” (7 minutos memorables), o David y Claudia (indie por excelencia) el público supo respetar y acompasarse a los ambientes. 

En definitiva, fuimos partícipes de un show que si lo tuviera que definir con una frase lo definiría con un “fuerte y al medio”. Sin grandes diálogos, sin tribuneos, ni excesos (a pesar de que Jota se dio el gusto de prenderse uno en medio del show). Un espectáculo redondo, un “Gracias, fue un placer estar aquí”, un discreto abandono del escenario para dar cierre a una noche memorable. Y como leí en twitter, en unos años “esta noche va a ser una de esas a las que todo el mundo fue”. Y por si esto fuera poco, todavía tenemos unas cuantas noches de lujo para vivir en La Trastienda previo a terminar el año.

Cuatro Cuarenta