María Becerra

30 de noviembre de 2024

Rambla del Golf

Fotografias: Federica Camph

Crónica: Camila Pintos

MANOS ARRIBA QUE LLEGÓ LA MARI.

La nena de Argentina volvió a Uruguay y lo hizo a lo grande. Unas 20.000 personas se reunieron en la Rambla de Montevideo para disfrutar de un perreo furioso. Desde temprano, el público comenzaba a llegar para poder estar lo más cerca del escenario. Adolescentes con carteles, niñas lookeadas como María, familias y adultos, lo que hacía evidente que sería una noche para todos.

La previa estuvo a cargo de dos artistas locales. Balta, un jóven con un estilo versátil que mezcla candombe, ritmos urbanos y afrobeat, abrió la tarde. Luego llegó Luana, quien antes de subir al escenario su hijo anunció por el micrófono si el público estaba listo para bailar plena. Luana, con toda la fuerza del género, presentó canciones como “A ella”, “Mil preguntas”, “Lo siento” y cerró con “Que digan lo que quieran”, de Natalia Oreiro.

Mientras la noche avanzaba, una presencia inesperada captó la atención de todos: el presidente electo, Yamandú Orsi, apareció entre el público junto a sus hijos.

A las 21:30, las luces se apagaron y María apareció, abriendo la noche con ”La nena de Argentina”. La lista avanzó con éxitos como “Perreo furioso”, “Ojalá” e “Instinto animal”. Un imprevisto marcó el primer giro de la noche: un corte de luz obligó a María, sus bailarines y músicos a retirarse por unos minutos. Cuando regresó, lo hizo con “Agora” seguido por “Piscina”, detrás mío, dos chicas cantaban la letra de esa y otras canciones a la perfección. Me impresionó lo rápido que seguían las frases, porque algunas de las canciones más urbanas tienen juegos de palabras que no son fáciles de cantar. Ellas no se equivocaron ni una vez, como si cada palabra estuviera grabada en su memoria. Algo que distingue a María Becerra es su humor y su humildad. Antes de interpretar “Así es la vida”, hizo un comentario divertido sobre los dolores de ciática que seguramente sentiríamos al día siguiente por bailar bachata.

El bloque de ritmos más latinos comenzó con “Adiós”, originalmente interpretada con el grupo Ráfaga, que puso a bailar a todos. En “El amor de mi vida”, un chico del público tuvo la suerte de subir al escenario y bailar junto a ella, provocando aplausos.

La gran sorpresa de la noche, sin duda, fue cuando María empezó a cantar “Felices x siempre”. En un gesto inesperado, bajó del escenario y recorrió todo el espacio, tomando las manos de sus fans en primera fila. El primer bloque terminó con “Miénteme” e “Imán”, y aunque María salió del escenario, todos sabíamos que aún quedaba mucho por disfrutar.

Esta es una percepción completamente personal, pero en el segundo bloque, María eligió un conjunto negro y brillante que, para mí, capturaba perfectamente la energía del momento. La vestimenta complementaba a la perfección las canciones más intensas y profundas, que tocaban temas como la depresión, el desamor y las luchas internas, con un sonido más cercano al rock. La primera canción fue “Cuando hacemos el amor” que estuvo dedicada al amor de su vida, J Rey.

Luego, con “High”, María compartió con el público un pedazo de su historia personal, hablándonos de una etapa oscura de su vida marcada por vicios, conductas autodestructivas y depresión. Con una honestidad que conmovió, confesó que fue un momento difícil, pero también habló con esperanza: ahora está bien, se siente feliz y en paz. Esa etapa quedó atrás. Me gustaría mencionar que cada vez más artistas abordan abiertamente temas de salud mental en sus canciones como Tini, Emilia Mernes, Dillom, o Duki que si bien no toca ese tema en sus letras, en uno de sus shows mencionó que “no hay que tener miedo a estar tristes” y María lo hizo de una manera cruda, honesta y profundamente humana, dejando un mensaje que tocó fibras muy sensibles en muchos de nosotros.

“Porque por más que ande high, lloro por la night

Nadie se acerca y mira bien de cerca mis eyes

Perdonando lies, sintiéndome die

Aunque esta mierda me haga tocar el sky”

Luego vino “Dime cómo hago”, una canción que escribió para una chica con la que estuvo, pero esta otra chica no se animó a jugársela por ella por miedo. Antes de cantarla, María reflexionó sobre el miedo a amar y ser uno mismo, enviando un mensaje poderoso contra la discriminación sexual y animando a las personas a vivir con autenticidad. Su discurso y su interpretación fueron un recordatorio de la importancia de aceptar y celebrar el amor en todas sus formas.

“Uh, hoy he vuelto a soñarte

Quiero ser lo primero que veas al despertarte

Y no quiero ser tu amiga

Quiero ser la persona que sane tus heridas”

Para cerrar esta parte del show, cantó “Desafiando el destino”, una canción que hizo llorar a muchos. Las letras cargadas de amor incondicional provocaron abrazos entre padres e hijos, y también entre amigos. Yo misma no pude evitar emocionarme y pensar en mi hija al escucharla:

“Si no recuerdas lo mucho que te quiero, yo te lo diré.

Si se apagan las estrellas en el cielo, las encenderé.

Y cuando el paso del tiempo te dé miedo, yo lo frenaré.

Y me quedo contigo, desafiando el destino.”

El último bloque recuperó la energía urbana que caracteriza a María. Canciones como “En tu cuerpo” y “Sexo es la moda” volvieron a poner a todos a bailar, pero fue “Primer aviso” la que marcó un punto fuerte. En esta canción, María lanzó un mensaje claro y directo a quienes intentaron perjudicar su carrera en el pasado:

“Decime qué se siente que me mandes a bajar de todos los festivales, pero me llamen igual”.

Una frase que dejó en claro su determinación y fortaleza frente a las adversidades de la industria musical.

La nena de Argentina no se limitó solo a cantar. Leyó carteles, subió a personas del público al escenario, hasta le cantó a una chica que cumplía años. Dedicó “Corazón vacío” a una madre con su hija que estaba entre el público, una canción de desamor y empoderamiento. En el videoclip, la canción retrata a una mujer que, con esfuerzo y amor, enfrenta las dificultades de la vida para sacar adelante a su hija sola. El gesto de María no solo mostró su sensibilidad, sino que también resaltó la capacidad de su música para contar historias reales, empoderadoras y humanas.

Cerca de las 23:30 el final llegó con todo. “Te cura”, su éxito “Automático” y “Los del espacio” desataron una verdadera fiesta. En las redes sociales, muchas veces la critican diciendo que “canta mal, que desafina o que deja cantar solo al público. Quedó más que confirmado que eso no fue así. Se notó el crecimiento de María como artista dentro de la escena, ofreciendo un show que cumplió –y superó– todas las expectativas:

“Se fue internacional la nena de Argentina”

 
Cuatro Cuarenta