Rozalén en el Teatro el Galpón

Fotografía: Leandro Milans

Crónica: Pedro González

10 de octubre de 2024

Teatro el Galpón

 

Regresó a Uruguay la cantante oriunda de Sierras de Segura en Albacete, España. Su primera visita a Montevideo fue hace dos años y dijo que había demorado en venir. Lo sembrado en esa oportunidad dio buena cosecha, que se notó en la ovación con que fue recibida apenas salió a escena.

Su nuevo disco “El abrazo” es un disco muy emocional, según anticipó y luego cumplió. Está inspirado en su vida y dijo que le sorprende que en momentos en que la profundidad no está de moda, haya tenido la repercusión que tiene.

Habló mientras una guitarra sonaba de fondo, hasta que repentinamente se dio vuelta y le dijo al guitarrista: - Ya puedes dejar de tocar, porque tengo para rato. 

Esto desató las risas de todos. Luego dijo que era su deseo que la velada fuera como una reunión de entre casa, como una fiesta a la que iba a invitar a 10 colegas y se le había ido la mano, risas. Adelantó que cantaría su nuevo disco “El abrazo” y algunos de sus hits.

Los diferentes tipos de amor estuvieron presentes en estos años de la artista, pero también la muerte, la enfermedad y el duelo. Entonces sin pretenderlo, dijo, escribió sobre los temas universales de la humanidad, el amor y la muerte. “Van a tener un sofocón” advirtió, pero agregó,“luego se viene un fiestón”.

Presentó la banda, integrada por dos guitarristas y la intérprete de señas, Beatriz Romero, de quien dijo que era como una hermana a la que se había vuelto a encontrar. Luego agradeció que el formato más íntimo, en El Galpón, le permitiera contar algunas cosas que en España no podía.

La canción “Te cuidaré de lejos” vino a reflexionar sobre la historia de un amor que en vez de morir se reconvirtió y de como pudo seguir queriendo a quien alguna vez amó, reformulando el vínculo, desde el cariño y la distancia. Una invitación a olvidar mandatos y apostar al amor, para siempre, real.


Quiero darte las gracias por todo el amor
Por todas las caricias, las lecciones aprendidas
Hay formas diferentes de decir "adiós"
Y aunque caminemos ya en otra dirección
Te cuidaré de lejos, te querré desde otro lado
Y desearé para ti siempre lo mejor

 Te cuidare de lejos



El cuarto tema que cantó fue “La Cara Amable del Mundo”, compuesta para su sobrino que ahora tiene 10 años. Recordó que cuando le preguntó si le había gustado, le dijo que si pero - y lo imitó - : _“tiita, yo prefiero la de Carlos Vives”, en referencia a “tres días en Cartagena”, lo que provocó nuevas carcajadas.

Es destacable el lugar que tiene quien señaló como su amiga, y que hace la traducción al lenguaje de señas. Junto a ella en el escenario, sus movimientos de manos que traducen el significado de lo que se dice en las canciones, también son una coreografía, una danza que intensifica lo que se canta.  Hubo esa noche, lugar para personas sin audición que estaban entre el público.

Advirtió que la muerte estaba presente en el disco, las tres canciones que siguieron como desgarros de pérdidas, duelo y dolor. Las nostalgias de objetos de amor desvanecidos, el aprendizaje, la aceptación y el renacer de un “uno” nuevo, sin esos pedazos. 

“Te quiero por que te quiero”, esta canción nace de la partida de su padre, de quien dijo que una sola vez le compró un disco y fue Eco, de Jorge Drexler. Por eso en su velatorio cantó “Milonga del moro judío” porque su padre, además era un militante de la paz, dijo orgullosa. 



La guerra es muy mala escuela
No importa el disfraz que viste
Perdonen que no me aliste
Bajo ninguna bandera
Vale más cualquier quimera
Que un trozo de tela triste

Milonga de un moro judío (Drexler)



Sobre el final llegó el fiestón y las canciones invitaban al baile. Hubo quienes aprovecharon ese momento para acercarse al escenario y le dejaron regalos que tanto Rozalén como su amiga, la del lenguaje de señas, fueron a recoger y tuvieron que confesar que no les resultaba fácil la tarea porque usaban un corset que les limitaba el movimiento. Se desató un carcajada cuando comenzaron parodiarse exagerando el gesto de agacharse.

Los guitarristas cantaron con Rozalén, “Tres días en Cartagena” es la canción a dúo con Carlos Vives que elevó la temperatura. Otra vez se provocó al baile. Después cantó Girasoles que tiene como cierre un audio del Pepe Mujica, a quien dijo admirar 

Con esa canción terminó el show y dejaron el escenario. Todos comenzaron a aplaudir y pedir otra. Pasaron minutos, ya la gente que siguió con los aplausos, golpeaba el piso y el teatro vibró hasta que finalmente volvieron los músicos.

Colgó una kufiya (pañuelo palestino) que se suele utilizar en apoyo a la causa palestina en pie del micrófono y recordó que su padre se la dio como un recuerdo de su viaje por Cisjordania e Invitó a desear que una vez en la historia tuviéramos remedio y logremos no pasar los limites de los derechos humanos, el aplauso general dio cuenta de la adhesión a ese deseo.

Rozalén pasó y sembró. Dejo un canto al amor y la aceptación de la perdida. La andaluza desparramó risas y lágrimas. Su voz planteó la incertidumbre sobre cuales son los designios que le permiten a algunas voces hacer eco en tus entrañas. Regó sencillez y deslumbramiento.  Una pasada! Como dijo ella, esperamos que no tarde tanto en volver a recoger su cosecha de lo sembrado en esta visita con disco “Abrazo”!

 

Ihara

Cuatro Cuarenta